Al que madruga
...
8:30 a.m.
La luz es joyas prístinas en la mañana
cuando el mundo aun se parece a las intenciones de Dios
y ¿dónde estaba el Bien? – nos preguntamos – ¿dónde
celebrar el modo en que los rayos
del sol, casi al ras de la tierra, iluminan
el abanico que mantiene en vilo a una paloma
en lo alto del aire? No es que signifique,
le basta con ser bella. Celebrar. Si pudiéramos
celebrar sin victoria:
amar esto, estas cosas,
amarlas todavía.
Espléndida al trasluz,
la paloma despliega su quitina;
el día no nos necesita, y lo sabemos.
Beatriz Vignoli (1965) Publicado en la revista “Hablar de poesía” Nº 11 (junio de 2004)